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El miedo del portero al penalti o el desapego radical.

tomado del sitio web https://www.librosyliteratura.es/comprar-libros/comprar-el-miedo-del-portero-al-penalti-9788491041740


INTRODUCCIÓN.


La academia sueca el año pasado, en su afán de limpiar su nombre a raíz de los escándalos de acoso sexual, decidió otorgar el premio de literatura a un hombre y a una mujer: al controversial Peter Handke y a la activista Olga Tokarczuk. En un afán de limpiar su rostro y entrar en la onda inclusiva, la academia concede el premio a representantes de ambos sexos para que todos queden contentos y no se presente motivos para reclamos, quejas, o críticas, por parte de aquellos que siempre tendrán algo que criticar (incluyéndome).

Más allá de las críticas, a favor o en contra, sobre el lavado de cara que pretende hacer la academia, es importante analizar la obra de los ganadores, para reconocer si hubo maestría en el manejo de las letras o, por el contrario, existieron intereses ajenos al arte al momento de otorgar el galardón. En esta ocasión abordaremos a Peter Handke con su novela el miedo del portero al penalti, en posteriores reseñas hablaremos de Olga Tokarczuk.


BLOCH O LA AUSENCIA DE SENTIDO


¿Qué puede hacer un hombre mediocre en un mundo que reclama todos los días la grandeza y la gloria? La respuesta es simple, nada. Bloch, nuestro protagonista, reconoce que es un hombre mediocre que carece de habilidades y talento para destacar en cualquier campo, en el futbol, en el trabajo, en la vida cotidiana, en su matrimonio, etc. En algún momento de su vida pretendió darle sentido ejerciendo la profesión de portero, sin embargo, su carencia de habilidades y de actitudes, hacen que rápidamente sea reemplazado, y aquella labor que disfrutaba de verdad, solo pudiera verla desde las tribunas de los estadios, lejos de la acción y desde el espacio donde no existen nombres ni la gloria, desde el espacio de la masa.


Una hoja arrastrada por el viento es la mejor forma de ver a Bloch a través de la novela. Sus acciones y sus pensamientos carecen de propósito, solo se mueve a través del viento del destino, no tiene apegos, no tiene sueños, solo se levanta y deambula a través de calles sucias, hasta que el sol cae y al otro día repite la misma rutina, evidenciando una potente verdad: ante la ausencia de sentido o propósito, todos los días de la existencia son iguales e indiferentes.


En esa indiferencia, Bloch es consciente de su ausencia de sentido, indagando constantemente por todo aquello que lo rodea, tratando de comprender los comportamientos y las palabras de aquellos que se encuentran a su alrededor, para acercarse a una dolorosa lucidez, entiende que no comprende absolutamente del basto mundo en que él camina:


¿tenía que justificarse porque siguiera andando? ¿y cómo-?

¿cuál era su objetivo? ¿cuándo-? ¿tenía que justificar el cuándo mientras él-? ¿continuaba esto así, hasta-? ¿ya había llegado tan lejos, que?

¿por qué motivo tendría que deducirse algo, simplemente porque estuviera caminando por aquí? (El miedo del portero al penalti, Alfaguara)


No hay sentido, no existe propósito alguno, Bloch lo comprende plenamente, todo lo que acontece son accidentes en la cadena de causas y efectos, él es un accidente más, y, sin embargo, nuestro protagonista no hace una tragedia, ni una celebración de esta situación, comprende que no hay significado trascendental del mundo o de las acciones y lo acepta. Viaja por el mundo, comparte con otros, aunque no los comprende, no se siente especial, no se siente el elegido, simplemente transita por el mundo que le toco vivir, como bien podría no transitarlo, como bien podría encerrarse y no salir más de su habitación.


Podría pensarse que la novela seria la búsqueda de ese significado para la existencia, ese viaje de sentido y re significación, nada eso, Bloch no cae en la trampa, no pretende encontrar un sentido último y definitivo, no se refugia paliativos como: Dios, la economía, la política, solo vive, a pesar de la dificultad que representa existir en mundo donde todos creen tener un destino.


Ante los grandes destinos, que todos pretenden tener, su ausencia de propósito dificulta sus relaciones (a la manera del extranjero de Camus) porque no puede creer en las mentiras que sostienen a la mayoría, de ahí que el autor le preste tanta atención al lenguaje a través de la novela, el lenguaje como posibilidad de conexión y, a la vez, el lenguaje como medio que separa, que asila, que condena.


LA IMPOSIBILIDAD DE COMUNICAR: EL LENGUAJE QUE SEPARA.



tomado del sitio web. https://www.panamericana.com.co/el-miedo-del-portero-al-penalti-591034/p


Bloch vive aislado del mundo, no comprende lo que le rodea ni a los que lo rodean. Su soledad le incapacita para entender los mensajes que lo atraviesan a diario. Las palabras ,que crean puentes de entendimiento entre los seres humanos, en su caso destruyen la posibilidad de vinculo ¿por qué? Una razón muy sencilla, no comprende la intención de otros al momento de comunicar:


Al mecánico Josef Bloch, que había sido anteriormente famoso portero de un equipo de fútbol, al ir al trabajo por la mañana, le fue comunicado que estaba despedido. Sea como sea, Bloch lo interpretó así, cuando al aparecer por la puerta de la garita donde los obreros estaban descansando, solamente el capataz levantó la vista del almuerzo, así que se marchó de la obra. (El miedo del portero al penalti, Alfaguara)


Este paradójico comienzo enunciará desde el comienzo la imposibilidad que tiene el personaje de captar el sentido de aquello que le dicen. Su constante deambular a través de lugares desolados, sucios, sin significado, solo evidenciaran el profundo abismo en el que se encuentra. La pérdida de sentido en su mundo quebró todas aquellas cadenas que podían atarlo a la existencia, de ahí que constantemente tenga que preguntarse por el sentido de lo que dicen aquellos que lo rodean:


Ella lo invito a que le acompañara a comer algo. Puso un plato frente a él, entonces él dijo que le faltaba un cuchillo, pero mientras tanto ella ya había puesto el cuchillo a un lado del plato. Tenía que ir al jardín para recoger la ropa, dijo ella, pues en aquel momento estaba empezando a llover. No estaba lloviendo le corrijo él, solamente estaba cayendo agua de los árboles, porque hacia un poco de viento. Pero ella ya había salido y se había dejado la puerta abierta, así que él pudo ver que era verdad que estaba lloviendo. (El miedo del portero al penalti, Alfaguara)


Las acciones de Bloch siempre serán disonantes con respecto a las del resto, su discurso también. Intenta desesperadamente acercarse a los otros, pero, su gran problema es su incapacidad de comunicar, de conectar. Al perder el rumbo, perdió la conexión con la vida y con la humanidad.


Podríamos preguntarnos ¿si le interesa arreglar esa situación? ¿vivir de otra manera? ¿pretender resignificar su senda? No le interesa. Vive y siente la desolación de su burbuja, vive y se siente separado, vive y siente, pero comprende que existe significado mayor a ese vivir o sentir, que el que se le otorga al momento determinado. En un mundo donde las acciones deben estar encaminadas con un propósito claro, evidenciar que no todos tienen ni pueden vivir esa posibilidad, o en ocasiones puede que no quieran, amplía la forma en que interpretamos la vivencia humana.


Esta forma de percibir la realidad desde el nihilismo, un nihilismo agudo que condena

incluso el intento de acercarse a otros, destruye todo romanticismo y toda idealización ingenua, tal como lo Nietzsche lo había declarado hace tiempo hablando al respecto de los seres humanos:


“Se encuentran profundamente sumergidos en ilusiones y ensueños, sus miradas se limitan a deslizarse sobre la superficie de las cosas y percibir formas, sus sensaciones no conducen en ningún caso a la verdad, sino que se contentan con recibir estímulos y, por así decirlo, jugar un juego de tanteo sobre el dorso de las cosas. Además, durante toda la vida, el hombre se deja engañar por la noche en el sueño, sin que su sentimiento moral haya tratado nunca de impedirlo” (Sobre la verdad y la mentira en el sentido extramoral)


Bloch encarna esta sin salida, ni siquiera encuentra respuesta en el suicidio, porque el suicidio justamente es la ausencia de respuesta alguna, el acercamiento a la incertidumbre total. La vida es lo que reclama, la vida es lo que sucede, existir a pesar de la desilusión parece ser la única alternativa que encuentra Bloch en su encrucijada.


UNA RESPUESTA NO GRATIFICANTE, PERO AL FIN Y AL CABO UNA RESPUESTA



Misterio y melancolía de una calle. Giorgio de Chirico. 1914


Ante la carencia de significados, de guías en el mundo, de certezas, solo queda la existencia desnuda, ese momento único y último que experimenta todo sujeto antes de caer en el blanco abismo de la muerte. En esa existencia, en la que cada cual adorna con los significados que desea, o que se le imponen, no todo es trágico, un personaje como Bloch lo sabe, él que no encuentra lugar alguno al cual aferrarse, reconoce que la existencia es más amplia que el dolor y la incomprensión, para Bloch la vida humana se comprende con la siguiente metáfora:


- El portero está pensando hacia qué esquina va a lanzar el otro el balón – dijo Bloch-. Si conoce al jugador, sabrá cuál es la esquina que elige normalmente. Pero generalmente, el jugador que lanza el penalti cuenta también con que el portero está haciendo estas o aquellas conjeturas. Así que el portero sigue reflexionando, y llega a la conclusión de que esta vez el tiro irá dirigido a la otra esquina. ¿pero qué ocurre si el jugador continúa reflexionando también, y decide dirigir el tiro a la esquina acostumbrada? Etcétera, etcétera.

Bloch vio cómo poco a poco todos los jugadores iban saliendo del área de castigo. El que iba a lanzar el penalti colocó el balón en el sitio adecuado. Entonces él mismo retrocedió y salió del área de castigo.

- Cuando el jugador toma la carrerilla, el portero indica con el cuerpo inconscientemente la dirección en que se va a lanzar, antes de que hayan dado la patada al balón, y el jugador puede entonces lanzar el balón tranquilamente en la otra dirección. – dijo Bloch -. Es como si el portero intentara abrir una puerta con una brizna de paja.

De repente el jugador echó a correr. El portero, que llevaba una camiseta de un amarillo chillón, se quedó parado sin hacer un solo movimiento, y el jugador le lanzó el balón a las manos. (El miedo del portero al penalti, Alfaguara)


A pesar de la indiferencia, de la dificultad de comunicar, de la caída de las ilusiones, siempre existe la incertidumbre, los acontecimientos que desbordan lo planeado, acontecimientos que pueden favorecer, pueden perjudicar o simplemente no afectar. La incertidumbre siempre le dará a la existencia la magia que ninguna ingenua ilusión le puede dar. El único rescoldo al que se aferra Bloch es a la existencia misma, porque mientras exista la vida algo nuevo y diferente puede pasar.


EN CONCLUSIÓN


Lo primero que se debe decir, en honor a la verdad, es que la obra de Peter Handke no es una obra fácil de leer. La estructura de la novela y la idea que presenta: la dificultad que presenta el personaje al comprender lo que otros le dicen y la ausencia de sentido, hacen que el ritmo de lectura se haga tedioso en ocasiones y se pierda el ritmo a pesar del poco número de páginas que posee. Es decir, para aquellos que buscan lecturas ligeras, por pasar el rato, no es una novela recomendable, tampoco para aquellos que se estén iniciando en la lectura, momento en el que se deben seguir el deseo y no los estándares de otros, pero, para aquellos que gustan de la literatura existencialista o nihilista es una obra maestra que profundiza en el sentimiento de desolación y de ausencia de sentido.


Peter Hanke, en su obra hace que el lector encare la dificultad de la existencia desde un aspecto básico, la imposibilidad de tejer lazos fuertes por la incapacidad de comunicar. Su maestría es tal que no necesita grandes discursos donde se discuten los problemas principales del mundo moderno. Su personaje es la encarnación de una época que ha perdido toda raíz y por ende los frutos que produce son amargos y carentes de valor. En un mundo que glorifica el éxito, que glorifica las certezas, los personajes fuertes, decididos, Peter Handke denuncia la ilusión de la felicidad: una mentira a la que la mayoría se aferra para sobrevivir al maremágnum (abundancia) de indiferencia que encarna la vida del hombre contemporáneo, mentira que niega la multiplicidad de experiencias que encarna la existencia, la felicidad solo es una senda más dentro de las posibles. La ruptura, como la que muestra Peter Handke en su obra, de los discursos tradicionales es lo que permitirá ver la riqueza de las amplias posibilidades que encierra la vida humana.


Autor

Angelus

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