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Zaratustra de Nietzsche: un gran libro amigo

Actualizado: 9 nov 2019


William Turner/ Morning amongst the Coniston Fells, Cumberland
William Turner/ Morning amongst the Coniston Fells, Cumberland

Existen libros nubes: Libros que al atravesarlos nada ha cambiado, nuestra mirada observa el mismo paisaje; las mismas casas, las mismas calles, los mismos sueños, las mismas tumbas… son libros para pasar el tiempo. Existen libros experiencia: libros que hacen vibrar nuestra carne y nuestros huesos, libros que no solo cuentan una historia, son palabras que cantan vida, sonrisas, sangre, muerte; su lectura jamás dejará que los ojos continúen mirando los mismos caminos, los mismos sueños, las mismas casas y las mismas lágrimas. Y, existen libros que podemos llamar amigos, libros a los que seguro volveremos, una y otra vez, en las diferentes etapas de la vida, el Zaratustra de Nietzsche es uno de esos últimos libros.


Pero, así como existen diferentes tipos de libros, unos más significativos que otros, existen también tipos de amigos, unos más cercanos y otros más lejanos: amigos de fiesta, amigos de estudio, amigos de café, rivales amigos y compañeros de tragedia, Nietzsche, y su magnífica obra, es uno de esos compañeros, un compañero de tragedia, un tiránico compañero que, con una bofetada, despierta a aquel que se rinde ante la dificultad que rompe el camino armonioso que recorremos.


Cuando un problema rompe el idilio de rosas que llamamos vida, solo el falso consuelo es peor que la adversidad que destruye las esperanzas. Infantilizar, con soluciones vacías, a aquel que se encuentra desgarrado en su corazón, soluciones que pretenden que dejes de mirar a los ojos a la oscuridad, palabras ingenuas como: "el universo conspira a tu favor" "el secreto es creer que todo va a pasar como piensas", es usar placebos que terminan por enfermar el espíritu y las fuerzas. Cargar al que tiene piernas para caminar es la peor forma de esclavizar el espíritu de los que amamos, no sin razón Nietzsche afirma “no queremos que con nosotros sean indulgentes nuestros mejores enemigos, ni tampoco aquellos a quienes amamos a fondo” (de la guerra y el pueblo guerrero).


Esos amigos tiránicos son los necesarios para romper los círculos de dependencia mental y emocional que atan estúpidamente nuestra alma. Esos amigos que revelan el egoísmo de nuestros más nobles propósitos, amigos que conocen la maldad que se oculta en nuestros deseos altruistas y no temen revelarlo. “Vuestro amor al prójimo es vuestro mal amor a vosotros mismos” diría Zaratustra al observar la forma tan descarada en que mentimos a nosotros mismos.


A diferencia de otros sabios y pensadores, Nietzsche no venderá fórmulas para evadir el dolor o los dolores que conlleva vivir, para el creador del Zaratustra es claro que solo existe superación de nuestro ser cuando enfrentamos los terremotos de la existencia. No existe superación sin destruir nuestro ser a cenizas, no existe fortaleza si no confrontamos vientos adversos que arrastran el alma al olvido. La tiranía de Zaratustra consistirá en no escatimar esfuerzos y dolores, para ascender a las más altas cimas de la existencia, desde donde podremos contemplar un paisaje que pocos son dignos de observar.


Con caricias, susurros, lastima, pesar, los hombres dormirán sus espíritus, encadenarán sus sueños, solo con gritos salvajes se puede enfrentar el cataclismo que pretende arrasar nuestras más íntimas aspiraciones, dicho de otra manera: “lo peor es necesario para lo mejor del superhombre” (del hombre superior)


En conclusión, los grandes libros son aquellos que dejan de ser libros, aquellos que dejan de ser palabras, papel y tinta. Los grandes libros son los que guardas celosamente en tu alma, porque sabes que volverás a ellos, sabes que han herido tu ser para que puedas crearte de otra forma. Los grandes libros son aquellos que, con un grito en tu oído, despiertan tu ser del canto de sirenas, que invita al conformismo, a la mediocridad, a la resignación.


Ángelus

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