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Marriage story o la alabanza a la mediocridad. (parte 2)

Actualizado: 9 ene 2020

  1. (aclaración, esta es la segunda parte de la reseña sobre esa desastrosa película)


EL TEMOR A SER POLÍTICAMENTE INCORRECTO.


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imagen tomada de http://www.conlosojosabiertos.com/historiadeunmatrimonio

Un fenómeno que traspasa las formas artísticas en la actualidad es la corrección política. Cada movimiento de reivindicación contemporáneo ve en el arte un medio para divulgar posturas éticas y morales (nada diferente a lo que hacía Stalin o Hitler al divulgar solo formas artísticas que defendieran sus correspondientes ideas políticas) limitando así la potencia de la obra misma. Si bien es cierto el arte es un vehículo de denuncia o de evidencia, la grandeza del arte se encuentra en que su trabajo no se casa con postura o ideología alguna, el arte muestra ¿Qué es lo que muestra? La condición humana, la grandeza y la miseria del hombre, eso que nos une como especie y nos separa de los demás seres de la naturaleza.


Placer, dolor, angustia, alegría, felicidad, tristeza, son elementos inherentes al existir humano, no propiedades de movimientos políticos, sociales o religiosos, y el arte, en su amplitud, busca contar esas propiedades que hacen del hombre un ser humano. El ideal estético se ve coartado en el momento en que el arte canta en una sola dirección, cuando busca legitimar un movimiento y no a la humanidad entera. Esta observación a los movimientos artísticos propaganda no es reciente, en la crítica del juicio Inmanuel Kant se esfuerza por pensar las condiciones de lo que se llamará el arte por el arte (expresión divulgada por Theophile Gautier), es decir, la importancia del arte no bandera, la necesidad del desapego de las formas artísticas a las necesidades de unos pocos, en otras palabras, el rompimiento de la creencia de la conexión necesaria entre arte y moral.


Observaciones que los artistas contemporáneos no reconocen y que terminan por perjudicarlos, en la medida en que los productos que producen parecen rompecabezas armados con piezas que no encajan y por ende deben ser arregladas a la fuerza. En el caso de Marriage story, la película en su actuación no evidencia el desespero o la rabia que sienten dos personas que se les ha roto una ilusión en el mundo. Frases como “me arruinaste la vida” tienen un contenido existencial muy potente que evidentemente debe verse en la actuación, situación que no se refleja la cinta por volcarse totalmente en los diálogos. El engaño, un evento que termina por desdibujar las esperanzas y las promesas, pasa muy ligeramente en la película y no evidencia repercusiones emocionales que una infidelidad implica en aquellos que la soledad llevó a buscar cariño y consuelo en externos a la relación.


Lo que si observamos en la película es la constante referencia al abuso por parte de Charlie sobre su esposa al relegarla a un papel secundario en su vida. La forma como Charlie usó a su esposa (esa es la interpretación de la abogada que después asume Nicole) para lograr el reconocimiento y la fama, situación difusa que no se muestra explícitamente, o por lo menos con guiños o señas, hasta qué punto es cierta. El film toma así partido en el divorcio, esto se recalca en el discurso que tiene la abogada sobre como los hombres pueden equivocarse y las mujeres no (discurso magistral, lástima que no fuera la película para ese discurso) en el imaginario contemporáneo, olvidando que la tragedia no tiene sexo, la condición trágica es universal. Sin la evidencia concreta de maltrato y abuso por parte de Charlie a Nicole, en la cinta, pareciera que la negligencia fuera el pecado que condena al esposo, y por ende, se evidencia un guiño de simpatía con ciertos sectores radicales del feminismo.


La película entonces va estar moviéndose en forma de péndulo en dos puntos, el enfoque sesgado del divorcio, con menciones del abuso de los hombres en el discurso de los personajes, jamás presentadas en pantalla, y un ideal de lo que debería ser una separación; al mostrar el divorcio como un proceso donde se discutirá en algunas ocasiones, en otras habrá exaltaciones, pero nunca se trasgredirá el elemento racional, a pesar de estar hablando de emociones primitivas que mueven las fibras más sensibles del acontecer humano.

El director entonces presenta una visión colorida y romántica de un divorcio; una forma ideal de separar realidades y vivir la desilusión sin la carne de la experiencia: la rabia que se siente al ver un proyecto existencial roto o la configuración a una nueva forma de ver el mundo enmarcada por la soledad. No existen mayores perturbaciones ni frustraciones, todo muy limpio, muy aséptico, incluso en el lenguaje que emplean los protagonistas (ausente de vocablos exagerados y términos soeces) y en los escenarios pulcros, limpios, sin mancha alguna, como si ante una situación de esa envergadura los demás componentes de la vida no se hicieran trizas. (Existe en la película una mención a no poder presentar la obra de Charlie en Broadway ¡por Dios Broadway! Elemento en el que no se hace hincapié)


LA SAPIENSA DEL DIRECTOR O COMO CONSIDERAR AL PÚBLICO ESTÚPIDO


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imagen tomada del sitio web https://gatopardo.com/arte-y-cultura/marriage-story-scarlett-johansson-adam-driver-pelicula/

Una de las críticas más fuertes frente al arte ha sido presentada por Platón en su texto la Republica, donde enuncia que el arte es una forma de engaño, una forma de tergiversar la verdad, de por sí tergiversada en el acontecer diario, y de separar al espectador del conocimiento, delegando un lugar pasivo al observador de la obra. A esta interpretación sobre el arte, el siglo XX responde constituyendo formas de arte donde el espectador deba dejar su calidad “pasiva” y se integra de alguna manera a la representación, bien sea desde la construcción de elementos que deban ser interpretados para dar sentido a la obra o la unión del espectador a la obra misma (como las obras de Pirrandello y otros).


Evidentemente la pasividad que representa Platón es una ficción, el espectador construye sentido en todo momento al participar de cualquier representación artística. El ser humano, por naturaleza, otorga sentido a todo aquello que le rodea para poder desplazarse en la realidad, sin embargo, no dejan de ser emblemáticos las respuestas que se dan en el arte, en el siglo XX, donde se le exige al espectador que piense la obra para que comprenda o encuentre múltiples significados a la obra misma, es decir, la obra debe recurrir a la polisemia (multiplicidad de significados) como forma de invitación a aquellos que deseen no cerrarse a interpretaciones univocas (típicas del arte panfletario) y conciban la obra como una práctica abierta, como un sentimiento no finalizado.


Las grandes obras logran este propósito; viven abiertas a todas las épocas, y los individuos, a través del tiempo, actualizan las interpretaciones de las mismas acorde con los nuevos desafíos de cada momento histórico. El valor del Quijote, de la Divina Comedia, y de muchas otras obras, se encuentra la posibilidad que dieron sus creadores de hacer partícipe al lector en el proceso creador, en otras palabras, en no asumir que el que se acerca a la obra es estúpido.


Un mal del cine contemporáneo, y de algunas corrientes artísticas, reside justamente en la falta de riesgo en la creación de la obra, que en el fondo se convierte en la divulgación de obras cómodas y nada incisivas que se mueven fácilmente en el mercado, obras de significados fáciles, digeribles, que no representan esfuerzo mental en el receptor.

Noah Baumbach, no escapa a este mal, construye una obra donde todos los elementos se explican, una y otra vez, para que al lector no le quede duda de la interpretación que debe crear sobre su obra, en otras palabras, cree que el espectador puede perderse en la red de significados que plantea y por eso le da un chaleco salvavidas explicando cada elemento que se evidencia en pantalla. Como ejemplo de esa situación tenemos el dialogo presentado anteriormente, donde vemos el pisotón, pero el director, para que nos quede claro, hace que su personaje enuncie el pisotón y, además, lo explica como gesto de molestia o disgusto; bastante estúpidos debe creernos al considerar que no somos capaces de interpretar lo que está pasando en escena.


La música va a ser un refuerzo reiterado a esta noción de incapacidad del espectador. Para nadie es un secreto que la banda sonora, en producciones mediocres, es empelada para forzar la reacción emotiva de aquellos que ven la película, a través de la sensiblería, desde música pegajosa y lágrimas fáciles, y no por medio de una construcción orgánica, donde argumento, guion, actuación y música, se complementan mutuamente, dejando espacio al ejercicio reflexivo sobre la obra. ¿Cómo se evidencia lo anterior? De manera muy sencilla, el director teme que su mensaje no quede claro, de ahí que, aparte de la sobreexplicación, nunca existan silencios en la película. La música la va a emplear como elemento constante a la explicación y no como refuerzo al drama. El silencio, para el creador, es la posibilidad de desvió a la única interpretación rigurosa y posible con que se compromete la obra desde el principio.


EN CONCLUSIÓN


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imagen tomada del sitio web https://www.nuevamujer.com/espectaculos/2019/08/20/marriage-story-trailer-netflix.html

Marriage story, una obra mediocre, evidencia una tendencia de la comunidad contemporánea donde la publicidad marca la pauta de aquello que debe gustar y ser alabado. La fuerza de película no se encuentra en sí misma; en un trabajo riguroso elaborado para elevar las expectativas del público y profundizar en una situación existencialmente destructiva; la fuerza de la película se encuentra en la publicidad que se le ha hecho desde la plataforma que la originó, desde netflix, y en todos los aditamentos externos a la obra misma, de ahí que, este largometraje solo sea el reflejo de la industria contemporánea del cine que busca entretener con propuestas fáciles, que el público aclama, ya que no se pretende crear obras que reten las expectativas del público.


Lo anterior solo es posible por el target contemporáneo que promueve películas apegadas a cánones de ciertos sectores sociales, ya que si lo analizamos con detenimiento la película nos cuenta el ideal de separación (no la separación real) de dos sujetos de clase media, poco emocionales, racionales, políticamente correctos, y sin opción de exagerar o entrar en contradicciones, a pesar de vivir una separación donde hubo descuido, desapego, egoísmo e infidelidad.


El director interpreta una separación desde una visión infantil, olvidando que un drama amoroso, todos aquellos que lo han padecido lo saben, se sufre desde los pequeños momentos, las carencias sencillas: pequeñas sonrisas, los apoyos incondicionales, los logros alcanzados en comunidad, la cama vacía después de un día de trabajo. La pelea por las grandes cosas, la casa, los hijos, solo son un intento de ocultar pequeñas fisuras que se han filtrado en la experiencia de dos personas que no lograron cumplir los ideales y las esperanzas que sintieron en cierto momento.

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