¿Qué es el tiempo? una reflexión desde la sociología.
- angelus millet
- 15 feb 2020
- 7 Min. de lectura
Los que deseen escuchar la versión en podcast pueden escucharla en el siguiente link
o en el canal del ojo de Odín

Nadie puede negar que La existencia humana transcurre en y por el tiempo. No existe dimensión más abarcante y profunda que la dimensión temporal. El hombre al reflexionar sobre el tiempo enfrenta el terror: comprender la temporalidad implica comprender que todo aquello que somos, y aquello que nos rodea, tiene un plazo limitado. Querámoslo o no, esta es una verdad creada con entrañas y cenizas: es imposible, y poco recomendable, olvidar que cada situación que vive todo ser humano es única y ultima, y no existe mecanismo ni método para evitar ese destino; toda actividad, todo sueño, todo sentimiento, en algún momento finalizará. La naturaleza termina por imponerse a los sueños.
De ahí que, la pregunta por el tiempo sea una pregunta que no solo le atañe a la física, la pregunta por el tiempo es una pregunta de carácter existencial. Es una pregunta que nos lleva, irremediablemente, al cuestionamiento de nuestro papel en el mundo, en la existencia. La pregunta por el tiempo es una pregunta muy humana con la que pretendemos organizar y dar sentido a nuestras experiencias en el mundo.
Este interrogante nos enfrenta con un hecho curioso: A pesar de que el ser humano vive atrapado en la red del tiempo, a pesar de encaminar todas sus acciones bajo el juez implacable de los días, las horas y los minutos, no comprende qué es, no sabe cómo definirlo. La incógnita por el tiempo se mantiene abierta a pesar del intento de físicos, filósofos, matemáticos, por definirla. Ya lo decía Fernando Pessoa
“¡Aprovechar el tiempo! ¿Pero qué es el tiempo para que yo lo aproveche?
¡Aprovechar el tiempo! Desde que empecé a escribir pasaron cinco minutos. ¿Los aproveché o no? ¡Si no sé si los aproveché, ¿qué sabré de otros minutos?!
Si preguntamos por la existencia del tiempo nadie, actualmente, dudaría que existe, aunque no pueda explicarlo. Existen relojes, cronómetros, objetos que creamos para medir algo que está en la naturaleza, sin embargo, un observador atento reconoce, que los relojes, los cronómetros, son formas de presentar el tiempo, es decir son códigos que establecemos acordes a nuestras necesidades, no son el tiempo en sí mismo.
Otro factor a considerar refiere a la percepción del tiempo ya que para todo ser humano el tiempo nunca es igual, medidas iguales se pueden sentir diferentes dependiendo de la situación y el estado anímico de la persona que percibe el tiempo.
Para ser más precisos, la percepción del tiempo nunca es igual a pesar de vivir el mismo patrón de medida. Un ejemplo nos puede aclarar lo anterior: Una vivencia que todos han padecido son esos momentos de aburrimiento extremo donde la última hora de una jornada escolar, o laboral, se siente larga y pesada, el reloj parece confabularse con el jefe, o el profesor, para atar a la silla, o puesto de trabajo, aquel que desea pronto vivir en libertad por unas horas que luego correrán como el viento, el tiempo parece enemistar con la libertad. También hemos padecido la situación contraria, algo común es vivir un día maravillo al lado de la persona con la que los ojos brillan y el pulso se acelera, sientes las últimas cuatro horas como cinco minutos, el desasosiego se apodera de ti porque comprendes que no puedes escapar al peso del tiempo y cómo con sus garras te arrebata esos instantes de placer y felicidad.
El tiempo es una paradoja, nadie lo duda, a manera de abrebocas presentaremos los análisis de Norbert Elias, que en su libro sobre el tiempo da luces sobre este fenómeno. Problema que en futuras ocasiones ampliaremos desde diversas perspectivas.
Para comenzar Norbert Elias nos dice, es importante establecer el estudio del tiempo desde tres dimensiones:
1. (psicológica) La capacidad del ser humano.
2. (cultural) los contextos sociales.
3. (natural) El movimiento en el universo.
Con respecto al primer aspecto, el psicológico, que en otras palabras se puede definir como la estructura de la mente humana, nos dice que existe el tiempo porque existe un ser, el hombre, que puede pensar en el tiempo, en palabras más complejas, la capacidad cognitiva del hombre le permite, al ser humano, organizar los eventos en un antes, en un ahora y en un después. Esta respuesta es similar a la respuesta Kantiana, que, en palabras poco técnicas, que cualquier kantiano desaprobaría, dice que el tiempo es una capacidad de la conciencia para organizar los fenómenos o los eventos de manera secuencial o temporal.
Es interesante observar que ambas respuestas coinciden en punto, sin la capacidad cognitiva no existe el tiempo o lo que es lo mismo: existe el tiempo porque tenemos la capacidad de recordar, tenemos la capacidad de memorizar. Con el transcurrir de los siglos, para el ser humano, la memoria se ha constituido como un rasgo fundamental y, sin esta capacidad, la percepción del tiempo no existiría en la realidad humana.

Al reconocer la dimensión psicológica del tiempo es posible explicar fenómenos como la percepción diferente de la temporalidad, en otras palabras, para nadie es un secreto que el estado anímico influye en la forma como los seres humanos perciben el tiempo. Este factor nos lleva reconocer que existen situaciones donde el tiempo se siente más largo o más corto: en momento de felicidad el tiempo se siente que vuela y en momentos de angustia o dificultad el tiempo se siente como una carga.
Esto nos lleva al segundo aspecto, dado que el hombre tiene la capacidad de pensar el tiempo, esa capacidad solo se hace posible en contexto, en otras palabras, la organización temporal va a depender del contexto sociocultural, ya que, son totalmente diferentes las formas como una tribu percibe y vive en el tiempo a como lo puede sentir un ser humano en la actualidad. Con ejemplos esto es más claro, ya que sabemos que no es igual la forma de percepción del tiempo de un aborigen, que se centra en la naturaleza, a como la percibían los griegos y los romanos. Cada contexto construye las formas en que sus habitantes se desplazan temporalmente a través del escenario social, de ahí que, lo psicológico y lo contextual influyan sean la contracara del plano natural o físico y los tres factores se interrelacionen.
Entramos así a una discusión compleja, porque pareciera que desde la perspectiva de Norbert Elias, y de la sociología contemporánea, el tiempo es una construcción humana, hipótesis que choca directamente con sectores de la física moderna donde se comprende que el tiempo es un componente de la naturaleza, un objeto más dentro del conjunto de objetos que existen en el universo, es importante entonces preguntar si ¿es el tiempo es una dimensión de la naturaleza o el tiempo es una capacidad que poseen los hombres de organizar la información del entorno?
El intento de Norbert Elias va a ser fundamental porque invita a sectores de la física a ampliar su campo de estudio para el entendimiento del tiempo. El papel del hombre, para él, no es tan pasivo en la comprensión de todo aquello que lo rodea, este efecto se ha venido analizando en algunos sectores de la mecánica cuántica que reconocen como el observador influye en el objeto estudiado (véase el experimento de la doble rendija). Por lo tanto, es importante preguntar sobre el papel que juega el hombre al momento de establecer mediciones temporales.
El tercer aspecto, el movimiento, relacionará los dos factores anteriores, la conciencia y el contexto.
Es evidente que lo que llamamos tiempo en la naturaleza está relacionado con el movimiento. Para ser más precisos, el tiempo no existiría si el universo no estuviese en constante movimiento, lo que equivale a decir que el tiempo es el concepto que empleamos para catalogar el movimiento de todo aquello que vemos, es decir, lo que llamamos tiempo es el movimiento perpetuo de todo lo que nos rodea.
Este movimiento, cabe resaltar, posee una característica especial, el movimiento no puede ser uniforme o en palabras de Norbert Elias “El tiempo está relacionado con el flujo continuo de acontecimientos múltiples” ¿por qué? un movimiento continuo, invariable, no permite a la conciencia establecer patrones, establecer secuencias, ejemplo de esto puede ser un rio que se mueva a una velocidad constante siempre, si solo existe ese patrón, el ser humano no puede establecer una regularidad, ya que la regularidad es constante, de ahí que lo que hace el hombre es relacionar varios tipos de movimientos en un concepto, establecer categorías a partir de las diferentes secuencias de movimiento, por lo tanto no son errados los versos de Fernando Pessoa en los que afirma:
Verbalismo...Sí, verbalismo... ¡Aprovechar el tiempo!
Es así que enfrentamos las tres dimensiones en el estudio del tiempo: psicológica, cultural y natural, y el encuentro de estas tres dimensiones permite que el ser humano construya un concepto, el tiempo, que le permite organizar sus experiencias de vida.
El tiempo es un concepto humano, demasiado humano, y es imposible salir la red ha construido a lo largo de la historia. El tiempo existe, claro, como una forma de aproximación a la naturaleza para poder sobrevivir en la misma. En un entorno tan agresivo, como lo es el natural, la capacidad del hombre de predecir eventos de todo lo que lo rodea, le dio ventaja sobre otras especies y a su vez le permitió organizar el mundo conforme a sus capacidades mentales. ¿Cómo lo logra? En palabras de Norbert Elias “El hombre une, centra o sintetiza, por medio de un lenguaje determinado (sistemas de medición de secuencias temporales) y definido, acontecimientos que parecen regulares en la naturaleza.”
El problema al entender el tiempo, para Norbert Elias, reside en que los físicos no contemplan las demás dimensiones en el estudio de este fenómeno. Explicado de manera sucinta, el universo no posee tiempo, el universo se mueve eternamente, solo la mente humana es capaz de introducir esta variable para poder comprender eso que lo rodea y solo puede introducirla acorde al contexto histórico al que pertenezca. Reducir el tiempo a su dimensión física es limitar el papel del hombre en el entendimiento de la naturaleza.
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