Neon demon y el imperio de la belleza
- angelus millet
- 7 mar 2020
- 5 Min. de lectura
Los que deseen escuchar la versíon podcast o ver en video pueden consultar los siguientes enlaces.

Introducción
La película del director Nicolás Winding, neon demon, encarna Un rasgo característico de la época contemporánea, la estetización del mundo, que marca de una manera radical la forma como vemos y nos desenvolvemos en el mundo.
Para abordar este fenómeno vamos analizarlo desde cuatro componentes,
Capítulo 1. la belleza en la actualidad y una breve reseña de la película neon demon
Capítulo 2 una definición de la belleza desde la perspectiva Kantiana
Capítulo 3. La belleza en la película neon demon
Capítulo 4. el imperio de la belleza
Capítulo 1. La belleza en la actualidad y una breve reseña de la película neon demon
La estetización del mundo es un fenómeno que el filósofo Arthur Schopenhauer había previsto. Todos los componentes de la vida se regulan en torno a lo estético y es tal el poder de la estética en el acontecer cotidiano, en el día a día, que todo lo que nos rodea, todo lo que vemos y sentimos, padece algún tipo de tratamiento estético, especialmente por la necesidad del mercadeo para perfeccionar sus estrategias de venta y promoción de productos.
Esta tendencia, que ha acompañado a la humanidad desde su más tierna infancia, se ha venido desarrollando con fuerza desde mediados del siglo XX, donde los publicistas y estudiosos del mercadeo encontraron que el éxito de un producto se encuentra ligado más a su apariencia que a su utilidad. La utilidad de un producto, elemento fundamental para su uso, para su compra, se vio rezagado por el tratamiento estético que se le da al producto. La belleza es un criterio superior, en nuestros días, que el propio criterio de funcionalidad o utilidad.
Lo estético se encuentra tan arraigado en nuestra forma de ser y de vivir, que ya no podemos contemplar la existencia sin la belleza con la que los medios de comunicación y la publicidad decora nuestro día a día. Ernesto Sábato en su libro la resistencia, libro recomendado, evidencia, con tristeza, este aspecto de nuestra cotidianidad al afirmar “Muchas veces me ha sorprendido cómo vemos mejor los paisajes en las películas que en la realidad.” (La resistencia)
Cualquier ser humano en la actualidad desconfía de lo que le parece feo, de lo que le parece grotesco. La búsqueda de la belleza se ha arraigado tanto a nuestro carácter que inconscientemente tendemos a preferir vínculos con personas que catalogamos como bellas, si nos encontramos buscando de trabajo sabemos que mejorar nuestra apariencia física puede darnos más posibilidades de conseguir trabajo, a la hora de presentar un trabajo o un proyecto, nos esforzamos por la apariencia exterior. En el fondo, como occidentales padecemos la maldición heredada de los griegos, donde relacionamos de manera equivalente lo bello con lo bueno.
La sobresaturación de lo estético o lo que podemos denominar el imperio de la belleza, es perfectamente abordado en la película Neón demon, película del 2016 del director Nicolás Winding, que enfrenta el problema de la belleza y como todas las dimensiones del mundo contemporáneo se deben a la misma.
Antes de entrar en materia vamos a realizar una breve reseña de la película, para reconocer el contexto en el cual nos vamos a mover a lo largo de este podcast.
Neón demon es la historia de Jesse, (interpretada por Elle Faning) una joven de 16 años que desea ingresar al mundo de la moda. Para lograr su propósito debe dejar a un lado los valores que considera fundamentales, y jugar con las reglas que impone el mundo de las pasarelas. Jesse posee una ventaja, que con el tiempo se convertirá en su maldición, su belleza: en un mundo donde la belleza lo es todo, poseerla se convierte en la llave de ascenso y a la vez en motivo de envidias y traiciones.
Capítulo 2. Una definición de la belleza desde la perspectiva Kantiana

¿De qué hablamos cuando hablamos de belleza?
Más allá de los aspectos esotéricos, analizados a profundidad en la película, en este podcast queremos centrarnos en la idea que mueve la trama de la película, la belleza, y la forma cono en el contexto vivimos este ideal. Para comprender que entendemos por belleza no vamos a realizar un recorrido histórico sobre el concepto, simplemente nos apegáremos a la explicación que ofrece Kant sobre el fenómeno estético, sobre la belleza
cuándo observamos un cuerpo, una pintura, un automóvil, un paisaje ¿Cómo establecemos que eso que observamos es bello? ¿Qué características atribuimos a eso que llamamos bello para denominarlo bello? Esa es una de las preguntas que buscaba responder Kant en su crítica del juicio y en su célebre texto observaciones sobre el sentimiento de lo bello y lo sublime, textos que van a ser fundamentales ya que van a definir la forma como la estética va a cambiar y la vez la forma como los seres humanos en la modernidad van a percibir la belleza.
Para comenzar Kant va a romper con la idea tradicional, griega, romana, etc., de que la belleza se encuentra en los objetos, la belleza es una propiedad del objeto y va a dar un giro reconociendo que lo bello parte de unas condiciones subjetivas. Lo bello existe en tanto existe un sujeto que tiene una percepción que cataloga como bella, no es una propiedad de la naturaleza, es una propiedad que el sujeto le atribuye a la naturaleza.
Esta idea, que a nuestros ojos es evidente, para la época de Kant no lo era tanto, la belleza tenían un tratamiento que se podría catalogar como celestial, de ahí que solo se representaran las grandes ideas de la humanidad, antiguos mitos, pasajes de la biblia o las grandes historias de los reyes y príncipes. Las apreciaciones Kantianas solo refuerzan una idea que se venía gestando y que va a tomar fuerza en el siglo XIX en pleno romanticismo. Todos los sujetos pueden participar y padecer la sensación de belleza, de ahí que el arte desde ese momento no busque cantar las grandes anécdotas, sino que cante al hombre común, al hombre cotidiano, ejemplo de estos son los cuadros de David Gaspar Friedrich o William Turner, donde se ve el hombre, el ser humano universal, perdido en esas grandes inmensidades, enfrentando el mundo, la existencia, el ser humano en su amplia gama de sentimientos.
Ahora ¿Qué características tiene esta propiedad? Kant nos va a decir sentimos lo bello, padecemos la sensación de belleza, cuando contemplamos una forma que nos agrada, que nos brinda placer, pero este placer no tiene una finalidad en específico, contemplamos el objeto de nuestro agrado por el placer de contemplarlo. Una forma de aclarar este aspecto es la contemplación de una pintura, la contemplación de un cuadro, cualquiera, no nos brinda utilidad alguna, no representa alguna ventaja, simplemente contemplamos la pintura por el placer de contemplarla.
¿Qué es lo bello entonces para Kant?, es esa sensación que se produce al contemplar algún objeto, persona, paisaje, sin otra finalidad que la de contemplarlo. Kant es visionario en la medida en que va a entender cómo funciona la mente al momento de establecer un juicio estético, independiente del contexto, padecemos la sensación de belleza cuando lo que contemplamos nos agrada. Pero el problema para Kant no se agota en la belleza, ya que, la experiencia estética no se limita a la contemplación de los objetos, desde su perspectiva existe otra forma de obtener placer estético y es lo que él llama el sentimiento de lo sublime, es decir la sensación de placer que se padece al sentir que algo nos desborda, al sentir terror, al encontrarnos con el infinito.
Un ejemplo del sentimiento de lo sublime puede ser la contemplación de las estrellas en una noche cualquiera. Contemplamos algo que nos supera, que nos atemoriza, pero que a la vez, nos genera placer. Estas dos formas de experiencia estética, la belleza y lo sublime van a marcar las líneas del pensamiento del siglo XIX y del siglo XX, donde el arte y el mercadeo van a explorar ambas facetas para constituir un mundo centrado en lo estético.
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